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Actividad física -

Actividad física , cualquier forma de movimiento corporal que se produce por la contracción del músculo esquelético y que por tanto resulta en gasto energético. La actividad física incluye el espectro completo de actividad, desde niveles muy bajos de gasto energético hasta el máximo esfuerzo. Por lo tanto, la actividad física incluye no solo ejercicio, como caminar, correr y andar en bicicleta, sino también ciertas actividades relacionadas con el trabajo (por ejemplo, levantar objetos), actividades domésticas (por ejemplo, limpiar) y actividades de ocio (por ejemplo, jardinería).

La actividad física ha sido reconocida por numerosas organizaciones de salud pública como un vehículo importante para mejorar la salud de las poblaciones humanas. La actividad física regular tiene numerosos efectos beneficiosos para el cuerpo y la mente. Por ejemplo, puede ayudar a prevenir la depresión y múltiples afecciones crónicas, incluida la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardíacas. También puede ayudar a controlar el peso y prolongar la vida. Por el contrario, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inactividad física es responsable de aproximadamente 3,2 millones de muertes en todo el mundo. Como resultado, un estilo de vida sedentario se considera una de las principales causas de muerte prevenible.

Niveles de actividad recomendados

Se han establecido varias recomendaciones con respecto a la cantidad de actividad física que se necesita para mantener la salud y prevenir enfermedades. Los países suelen tener sus propias recomendaciones y pautas de actividad física. La OMS también tiene recomendaciones globales, que son específicas para diferentes grupos de edad e incluyen pautas para personas con movilidad reducida. Por ejemplo, para las personas de 5 a 17 años, la OMS recomienda al menos 60 minutos de actividad física diaria a niveles moderados a vigorosos. Para las personas mayores, se recomiendan al menos 150 minutos de actividad física aeróbica moderada o 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa (o una combinación de ambos) cada semana. Para los adultos mayores cuya movilidad es deficiente, la OMS recomienda la actividad física tres o más días a la semana.

Sin embargo, a pesar de las recomendaciones nacionales e internacionales, muchos adultos no realizan actividad física en niveles suficientes para mantener la salud. En los Estados Unidos, por ejemplo, dos de cada tres personas no cumplen con las recomendaciones nacionales de actividad física.

Barreras a la actividad física

Es posible que muchas personas no cumplan con las recomendaciones de actividad física debido a las barreras para participar en actividades. De hecho, aunque existe una gran cantidad de evidencia que respalda los beneficios de la actividad física regular para mejorar la salud y la función, siguen existiendo barreras para la actividad física. Por ejemplo, la falta de tiempo, la falta de motivación o la falta de confianza pueden impedir que algunas personas realicen actividad física. En otros casos, es posible que no haya lugares convenientes y seguros, como aceras o senderos para bicicletas. A menudo, estas barreras pueden superarse mediante diversas estrategias, como planificar con anticipación e identificar y utilizar recursos convenientes y disponibles.

Para las personas con discapacidades, la actividad física puede verse impedida por ciertas barreras ambientales, como equipos y programas inaccesibles, dificultades de transporte y vecindarios inseguros, así como por una variedad de barreras personales, como condiciones de salud crónicas e ingresos limitados. La accesibilidad de los programas e instalaciones de fitness y recreación es un tema crítico que afecta la participación de las personas con discapacidad en actividades de fitness y ocio y, en última instancia, afecta su capacidad para mejorar su salud y calidad de vida.

Otro problema importante para las personas con discapacidad es la falta de atención en las campañas de promoción a las necesidades de las personas con discapacidad. Los mensajes de salud pública que alientan a las personas a ser más activas físicamente generalmente recomiendan actividades que son inalcanzables para ciertas poblaciones con discapacidad. Por ejemplo, aquellos que no pueden caminar o que tienen dificultades para caminar no pueden estar activos en los niveles de actividad física recomendados desarrollados específicamente para caminar.

Funcionamiento físico, envejecimiento y discapacidad

La relación entre el funcionamiento físico y la actividad física es recíproca: el funcionamiento físico proporciona al individuo la capacidad de participar en actividades físicas, y la actividad física ayuda a mantener y, en algunos casos, mejorar el funcionamiento físico. Sin embargo, cuando el funcionamiento físico se reduce y la inactividad física aumenta como consecuencia, las implicaciones para la salud pueden ser profundas.

El funcionamiento físico a menudo disminuye con la edad, en parte porque a medida que las personas envejecen, aumenta la carga de la discapacidad. Las personas mayores que se ven afectadas por una discapacidad suelen experimentar una mayor dificultad para realizar las actividades de la vida diaria (AVD), como vestirse, ir de compras y ducharse. Las condiciones secundarias asociadas con una discapacidad, como la debilidad o el dolor, pueden obstaculizar aún más la capacidad de las personas mayores para ser físicamente activas.

El proceso de envejecimiento natural y la alta incidencia de inactividad física observada en personas con discapacidad aumentan significativamente el riesgo de deterioro físico prematuro. Estos factores acentúan la importancia de la actividad física para mantener la salud y la función. Los estudios sobre la actividad física en las poblaciones ancianas y discapacitadas han demostrado que las actividades físicas que implican entrenamiento de resistencia y fuerza pueden ayudar a mejorar la forma física y el bienestar general y reducir la fatiga y el dolor. Además, los beneficios para la salud se acumulan con el aumento de la actividad física, cuando se realiza de forma segura. En las personas mayores y discapacitadas, la actividad física intensa realizada en cantidades excesivas aumenta el riesgo de lesiones. Por lo tanto, la actividad física debe realizarse de manera que permita los máximos beneficios con el menor riesgo posible.Para los ancianos y los discapacitados, los especialistas en ejercicio trabajan para garantizar que los programas de actividad física sean seguros y efectivos al tomar en cuenta factores como la naturaleza progresiva de ciertas discapacidades (por ejemplo, esclerosis múltiple) y los cambios fisiológicos que ocurren con el envejecimiento o después de una lesión. Las lesiones de hombro, por ejemplo, son comunes en los usuarios de sillas de ruedas y han impulsado el desarrollo de ejercicios alternativos que reducen la tensión en las articulaciones y los músculos utilizados para la deambulación.son comunes en los usuarios de sillas de ruedas y han impulsado el desarrollo de ejercicios alternativos que reducen la tensión en las articulaciones y los músculos utilizados para la deambulación.son comunes en los usuarios de sillas de ruedas y han impulsado el desarrollo de ejercicios alternativos que reducen la tensión en las articulaciones y los músculos utilizados para la deambulación.

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