Los tiroteos masivos han cobrado un precio mortal en comunidades en todo Estados Unidos. La sociedad estadounidense está profundamente dividida sobre el tema del control de armas, y estos eventos solo han intensificado el debate. A raíz de los tiroteos de Newtown en 2012, algunos, incluido el presidente Barack Obama, pidieron una nueva prohibición de las armas de asalto y una verificación de antecedentes más estricta. Otros, entre ellos la Asociación Nacional del Rifle, se resistieron a cualquier restricción de armas como una infracción inaceptable de la Segunda Enmienda. Los datos recopilados y analizados por la revista Mother Jones en 2012 muestran que 513 personas murieron y 494 resultaron heridas en 62 tiroteos masivos en Estados Unidos entre 1982 y 2012. De las 142 armas utilizadas en esos tiroteos, el 79 por ciento se obtuvieron legalmente.
