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Gestión de crisis - gobierno -

Gestión de crisis , en el gobierno, los procesos, estrategias y técnicas utilizadas para prevenir, mitigar y terminar las crisis.

Crisis y sociedad moderna

Las autoridades públicas enfrentan una variedad de crisis, como desastres naturales y amenazas ambientales, derrumbes financieros y ataques terroristas, epidemias y explosiones, y fallas en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Las crisis no son eventos de rutina (como incendios o accidentes de tráfico). Las crisis son eventos inconcebibles que a menudo toman por sorpresa a políticos, ciudadanos y periodistas. Las crisis ocurren cuando una comunidad de personas, una organización, una ciudad o una nación, percibe una amenaza urgente a los valores fundamentales o las funciones de sustento de la vida que deben ser abordadas con urgencia en condiciones de profunda incertidumbre.

Estos dramáticos eventos crean grandes desafíos para las autoridades públicas y sus organizaciones. Las decisiones críticas deben tomarse e implementarse con una presión de tiempo considerable y en ausencia de información esencial sobre causas y consecuencias. Incluso si las condiciones para una acción eficaz se ven gravemente obstaculizadas, los ciudadanos esperan que los líderes gubernamentales y las autoridades públicas los protejan de la amenaza que se avecina.

Dos factores hacen que sea cada vez más difícil para estas organizaciones y sus líderes cumplir con esta expectativa. Primero, las cualidades que aumentan el bienestar e impulsan el progreso en las sociedades modernas hacen que estas sociedades sean vulnerables a las crisis. En segundo lugar, tanto los ciudadanos como los políticos se han vuelto a la vez más temerosos y menos tolerantes ante los principales peligros para la salud pública, la seguridad y la prosperidad. La combinación de estos factores explica por qué perturbaciones relativamente pequeñas pueden convertirse rápidamente en crisis profundas y por qué los efectos de la gestión de crisis son inherentemente limitados.

La sociedad moderna se ha vuelto cada vez más compleja e integrada. La complejidad dificulta la comprensión completa de las múltiples actividades y procesos que tienen lugar. Como resultado, las vulnerabilidades emergentes pueden pasar desapercibidas durante mucho tiempo; los intentos de abordarlos a menudo producen consecuencias no deseadas (alimentando más que amortiguando la crisis). El estrecho acoplamiento entre los componentes de un sistema y los de otros sistemas facilita la rápida proliferación de perturbaciones. Las crisis pueden, por lo tanto, tener sus raíces muy lejanas (en un sentido geográfico) pero rápidamente como una bola de nieve a través de las redes globales, saltando de un sistema a otro, acumulando potencial destructivo en el camino.

Todo esto dificulta reconocer una crisis antes de que se materialicen sus consecuencias. Cuando comienza a desarrollarse una crisis, los responsables políticos a menudo no ven nada fuera de lo común. Todo sigue en su lugar, a pesar de que las interacciones ocultas devoran los pilares del sistema. Solo cuando la crisis está en pleno apogeo y se manifiesta, los responsables políticos pueden reconocerla por lo que es. Una vez que la crisis se manifiesta, las autoridades solo pueden intentar minimizar sus consecuencias.

La naturaleza controvertida de una crisis complica aún más la situación. Una crisis rara vez, o nunca, "habla por sí misma". La definición de una situación es subjetiva; la crisis de una persona es la oportunidad de otra. Para las autoridades públicas, esto significa problemas: muchos eventos aparentemente inocentes pueden transformarse en crisis. Los ciudadanos occidentales se han vuelto impacientes con las imperfecciones. Han llegado a temer los fallos técnicos y han aprendido a ver más de lo que temen. En esta cultura del miedo, a la que a veces se hace referencia como la “sociedad del riesgo”, los medios de comunicación modernos desempeñan un papel amplificador.

Incluso si existiera el consenso de que está surgiendo una seria amenaza, el estado de este nuevo problema está lejos de estar asegurado. Los gobiernos se enfrentan a problemas urgentes todos los días; la atención a un problema desvía la atención de otro. Para que una amenaza sea reconocida como una crisis, debe superar obstáculos firmemente arraigados.

Desafíos de la gestión de crisis

gestión de crisis;  la investigación de operaciones

La gestión de crisis tiene dos dimensiones. La dimensión técnica se refiere a la capacidad de afrontamiento de las instituciones gubernamentales y las políticas públicas ante las amenazas emergentes. Pero también hay una dimensión política: la gestión de crisis es una actividad profundamente controvertida e intensamente política. Una combinación de estas dimensiones se traduce en cinco desafíos críticos de la gestión de crisis: toma de sentido, toma de decisiones, toma de significado, terminación y aprendizaje.

Reconocer y dar sentido a las crisis

Una crisis parece plantear un desafío sencillo: una vez que una crisis se manifiesta, los gestores de crisis deben tomar medidas para hacer frente a sus consecuencias. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja. La mayoría de las crisis no se materializan con un big bang; son el producto de la escalada. Los formuladores de políticas deben reconocer a partir de señales vagas, ambivalentes y contradictorias que se está desarrollando algo fuera de lo común. Deben evaluar la amenaza y decidir de qué se trata la crisis.

Los administradores de crisis a menudo tienen dificultades para enfrentar este desafío. El ritmo desconcertante, la ambigüedad y la complejidad de una crisis pueden abrumar fácilmente los modos normales de evaluación de la situación. El estrés y los problemas organizativos pueden afectar aún más la capacidad de reconocer y dar sentido a una crisis.

Algunas categorías de personas son conocidas por su capacidad para mantener la calma y la lucidez bajo presión. Han desarrollado un modo de procesamiento de información que permite un desempeño competente en condiciones de crisis. Los oficiales militares veteranos, los periodistas y los comandantes de bomberos y policía son conocidos por esto. Algunas organizaciones han desarrollado una cultura proactiva de "buscar problemas" en su entorno. Estas organizaciones han desarrollado de alguna manera la capacidad de procesar la información de forma exhaustiva pero rápida en condiciones estresantes. La pregunta sin resolver es si las organizaciones pueden diseñar estas características en las culturas organizacionales existentes.

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